Dias tristes tambien los hay, comprobado

Hoy me siento triste. Hoy ha sido uno de esos dias (uno de los muchos que que habra, y a los que ya puedo ir acostumbrandome) en que alguien se despide de Londres, y por lo tanto de mi.

Londres es una ciudad increible, no puedo decir lo contrario. El ritmo al que se mueve es vertiginoso y todo lo que puedes descubrir, vivir, sentir aqui es algo que no soy capaz de expresar con palabras. Londres es cambio. Londres es movimiento y velocidad. Y eso es precisamente lo que me atrae de esta ciudad. Por eso, precisamente, me vine aqui. Pero esa incesante transformacion, ese ir y venir de sensaciones, de gentes, de lugares, de impresiones que no dejan de sorprenderte cuando llegas, es precisamente lo que de repente se vuelve en tu contra.

Llegas a esta ciudad y todo es nuevo. Todo te fascina. Cada dia es un descubrimiento, ya sea de un lugar, de una persona, de un sabor, de un olor… Y eso mantiene tu mente distraida. Apenas tienes tiempo para pensar en lo que has dejado atras sin que te atropelle lo que tienes delante, asi que lo que haces es dejarte llevar por la corriente sin pensar en nada.

Pero aun asi, cada vez que haces un nuevo descubrimiento, cada vez que te sientas al sol en un parque o ves algo en la calle… Cada vez que haces una de esas cosas que te gustan, no puedes evitar pensar en la gente con la que te gustaria compartirlas, y les echas de menos.

Entonces empiezas a conocer gente aqui, empiezas a compartir cosas con esas nuevas personas que ahora ocupan tu vida, y esa gente empieza formar parte de “tu gente”. Por supuesto no son tu familia, ni tus amigos de toda la vida, pero poco a poco vas cogiendoles carinyo y te apoyas en ellos para suplir la ausencia de todas aquellas personas que te faltan. Demasiado bonito para que dure. De repente un dia llega Londres y los echa fuera, como si alguien hubiera entrado por la otra puerta y estuviera empujando hasta que otro alguien sale disparado. Y asi, poco a poco, van saliendo disparados todos esos nuevos amigos que habias hecho.

El primero fue Igna y le siguio Helena. En sus casos se hace menos dificil (que no implica un mas facil), primero porque los dos se fueron con un billete de vuelta pegado a la suela de su zapato, y segundo porque, si se diera el caso de que no volvieran, son españoles y sabes que el contacto siempre va a ser mas sencillo. Pero hoy me despedi de Aaron, que se marcha la semana que viene. Aaron es de Nueva Zelanda, le surgio un problema familiar, tiene que dejar Londres y volver a casa. Esto me hace pensar que quizás no vuelva a verle nunca mas, y lo peor de todo es asumir que eso es lo más probable

Es duro pensar que tienes que acostumbrarte porque vas a tenerlo cada dos por tres. Llevo 3 despedidas ya, y asi, la lista de personas que echaba de menos se va haciendo cada vez mas y mas grande y el numero de despedidas se va multiplicando. Y es dificil acostumbrarse, por no decir imposible.

Supongo que se puede sobrevivir, intentando evitar pensar en ello, dejar a un lado estos pensamientos y mirar solo hacia lo bueno de estar aqui. Pero creo que nunca se consigue apartarlos del todo. Se que la morrinya ira creciendo y poco a poco se ira comiendo todo lo demas hasta que Londres se agote por completo. Supongo que llegara un dia en que el frasco estara lleno y a punto de explotar. Supongo que ese sera el dia en que vuelva a casa pero me de cuenta de lo mucho que me ha cambiado pasear por Londres.

0 susurros:

Publicar un comentario

 

New times © 2010

Blogger Templates by Splashy Templates