Te aviso


—¿Cómo se llamaba?
—No es necesario que me hables de usted. Me llamo Silvio.

—¿Y yo? ¿Cómo me llamaba?
—Te llamas. Todavía te llamas Blanca. Y eres mi mujer. Siéntate y come.

—¿Esto me gustaba? ¿Qué era?
—Sí. Te gustaba. Te gusta. Es sopa.

—¿Comía siempre ahí enfrente?
—¿Quién?
—Usted.
—Siempre, Blanca. Siempre como aquí enfrente. Delante, a tu lado. Siempre.

—¿Y me quería?
—¿Quién?
—Usted.
—Te quería. Sí. Te quería, Blanca.

—¿No usas ahora el presente, Silvio?

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